viernes, 11 de septiembre de 2009

fotos, por katia szechtman











Critica de Vea más.

Por Gastón Olivera,
Para vea más, magazine teatral.

La dramaturga y directora Agostina López estrenó su opera prima en Elefante club de teatro. Un unipersonal que relata las vacaciones de una pareja desde la mirada de la protagonista.


Todos, en nuestra juventud, deseamos salir de vacaciones con amigos pero sobretodo con nuestra pareja. A esa edad las ganas superan ampliamente cualquier tipo de diagnostico de la situación. Algunas veces las cosas funcionan bien y otras no tanto. Como también cuantas veces descubrimos que estar acompañado no es sinónimo de compañía. La protagonista de la obra fue a veranear con su novio y allí la encontramos sola con su cámara fotográfica. Pareciera que nosotros, testigos y cómplices de su soledad, somos los únicos dispuestos a escucharla. Por ellos comienza a relatarnos foto a foto sus vacaciones; de esta manera nos vamos enterando que salió con su pareja pero que casi nunca está con ella. Entonces su compañía será un nene, una pareja más grande que ve en la playa, un castillo de arena pero sobre todo lo será su cámara. De esta manera avanza en el relato mostrando fotografías, posando ante su propia maquina, pasando videos o jugando con su propia fantasía. Siempre en soledad, mostrando sus miedos, sus deseos, sus sueños de manera casi inocente.
Pero este viaje no fue en vano, algo logrará cambiar.
Si el bien el relato de este monologo es fragmentado, ya que cada foto cuenta un momento diferente, la directora inteligentemente los unió con imágenes, acciones realizadas por la actriz, fotos que ella misma se toma durante la función, o simplemente mostrando detalladamente algún gesto o pose. Esto genera un atractivo particular ya que la cámara está conectada a un televisor y el público ve aquello que ésta enfoca. Acentuando también con este mecanismo algunos tramos de humor.
En mi propia playa la historia es simple, el atractivo de la pieza está en el modo que fue armado, rompiendo desde la dramaturgia con la ilusión teatral ya que por momentos pareciera que estamos viendo recuerdos de esta joven, mientras que en otros interactúa con el presente. La dirección es precisa, supo aprovechar la intensidad y dosificar el ritmo en cada tramo de la obra, su puesta en escena es simple pero efectiva apoyada en un interesante dispositivo escénico. El trabajo de la actriz, Denise Groesman, es bueno, jugado y sin fisuras. Una pieza breve, dura apenas treinta minutos, entretenido, sobretodo para los que están interesados en las nuevas tendencias teatrales.


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